jueves, 2 de agosto de 2012

TSUNAMI A LA VISTA


Así que cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.  (Mateo 18:4)



En los últimos dos años de mi vida he experimentado un tremendo mover sobrenatural de Dios en mi vida,
y muchas veces me pregunto ¿cómo llegó ésta avalancha espiritual? Y la respuesta fue: por hambre, hambre de Dios.

Gracias a esa “desnutrición”, recibí tremendas revelaciones que me cambiaron mi vida para siempre. La Biblia enseña que debemos tener un corazón enseñable, como el de un niño,
Un niño es materia disponible para aprender, es inexperto y humilde.

Hay muchos sitios e iglesias donde se enseña mucho, pero los creyentes con hambre y sed de Dios están cansados de tanta información, palabrería y teología vacía, que lo que realmente buscan y necesitan es revelación, que es la que trae cambios verdaderos.

Pero es triste ver que hay muchos creyentes que se sienten la “mamá de Tarzán” (o sea que saben todo)  en cuánto a las escrituras, pues se afianzan y escudan en que recitan versículos completos o capítulos enteros sobre temas de teología. Y es desde esa posición razonada y de ejercicio de memoria, cuando más lejos están de tener una revelación. La respuesta para que Dios llegue y provoque un tsumani en tu vida es: tocar y tocar, buscar y seguir buscando desesperadamente Su revelación.

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