lunes, 12 de marzo de 2012

BONNIE BRAE 216: EL INICIO DEL AVIVAMIENTO DE LA CALLE AZUSA


En un barrio pequeño, sin nada especial, se encuentra una humilde casa, pintada en beige y amarillo: es el número 216 de Bonnie Brae en Los Ángeles. Es la casa que 100 años después del avivamiento de Azusa sigue emanando la gloria de Dios.

Mientras me sostenía de la puerta de reja metálica, para poder ver en su interior, y sin siquiera poner un pie adentro, cayó sobre mí la presencia de Dios de manera muy fuerte. Y yo que no tenía ni la menor idea en ese momento, de que esto ocurría en este lugar, empecé a llorar, a perder el sentido del tiempo, a quedarme sin fuerzas, incapaz de soportar el peso de la gloria de Dios.

Así fue mi experiencia en la casa donde William Seymour y un grupo de personas se reunieron el 9 de abril de 1906 para recibir el bautismo del Espíritu Santo y de esta forma empezar el avivamiento más importante de nuestros días, conocido como el Avivamiento de la calle Azusa. 

Puedes encontrar mucha información en internet sobre el movimiento de la Calle Azusa, sobre las manifestaciones que ocurrían, las miles de personas que los visitaban, de cómo se derrumbo el porche de la casa debido a la cantidad de personas, lo que les obligó a trasladarse a la Calle Azusa, en el barrio Little Tokyo de Los Ángeles, y de cómo los vecinos llamaban a los bomberos al ver las llamas de fuego salir de la casa.

Pero en este blog yo quiero destacar al grupo de afroamericanos que decidieron creerle a Dios por un avivamiento, a pesar de que en ese momento se vivía lo más crudo del racismo en Estados Unidos.
Ellos buscaron el rostro de Dios y decidieron creerle al Invisible para recibir el Bautismo del Espíritu Santo, algo que en aquellos días era totalmente rechazado.
           
Además quiero resaltar que a diferencia de los estereotipos de hoy en día, Seymour era un pastor manso que hablaba con sencillez, lleno del amor de Dios, conocido en la iglesia más como maestro que como un carismático predicador. Fue este hombre, calmado, sin mucha educación y sin dones de orador, el instrumento que Dios utilizó para marcar el mundo entero con su Poder y derramar un verdadero Pentecostés en el siglo XX. El grupo que se reunió en la casa 216 Bonnie Brae nunca pudo imaginar el avivamiento que originarían en esta humilde casa.

A la entrada de la casa se puede leer un letrero grabado en madera que dice: “El consolador ha llegado”, y a este mensaje que tocó mi espíritu y cortó mi respiración, digo: -aquí estoy dispuesta a todo contigo.