jueves, 6 de junio de 2013

LAS HUELLAS DE UNA HERIDA

 

 Sin lucha no hay victoria, sin heridas no hay restauración. Muchos y muchas tratan de vivir una vida estable y sin riesgos para evitar ser heridos.

Pero si tenemos algo seguro en la vida, es que siempre seremos heridos u ofendidos. Y no será el tiempo quien sane esas heridas es Jesús el único que puede sanarlas.

Hay muchos corazones dolidos, muchas vidas, familias destrozadas, por causa de heridas que aún duelen y sangran.

Si en tu corazón hay dolor por una traición, humillación, rechazo o abandono, no importa que tan grave o justificable sea la causa. Debes renunciar a tu herida.

Te invito a que hoy decidas buscar a Jesús, y pídele que restaure tu corazón. El cambiará tu dolor por Su amor, tus lágrimas por Su consuelo. Te sostendrá en Sus brazos.