Para
vivir hay que morir, para recibir tienes que dar y para parecerte más a Dios
tienes que dedicarte a servir. Estas son las reglas de oro para tener éxito en
el mundo espiritual. Son totalmente opuestas a las leyes humanas, lo que
confirma que las cosas del mundo espiritual no se pueden entender desde el
mundo natural.
Cada
persona en este mundo busca su éxito, su comodidad, su placer y en cambio Dios,
nos demanda a entregar nuestra vida, tiempo, y esfuerzo en sacrificio. Y si es
que queremos seguir el camino de Jesús, tenemos que entregarle lo más valioso
que tengamos. Así como María derramó aquel valioso perfume sobre los pies del Maestro,
tú también tienes que derramar tu tiempo, tu esfuerzo, sobre el cuerpo de
Cristo.
El cuerpo
de Cristo es la iglesia, las personas que no aún no le conocen y que van por el
mundo sin el Padre Celestial. Hoy también es posible derramar una
olorosa fragancia a los pies de Jesús, solo tienes que decidir hacerlo!
Amén, preciosa y retadora reflexion. Jesús recibe mi vida, tiempo y esfuerzo como un perfume de olor fragante.
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