Mi Dios suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Filipenses 4:19
He visto
como personas, cegados ya sea por necesidad, ambición o ignorancia, se
apasionan por un candidato o por un partido político. No importa si su
candidato es honesto o no. Ellos lo defienden a morir.
Se halan
de las greñas, se insultan, pierden amigos, se alejan de la familias, todo para
conseguir una futura posición.
Siento
tanta tristeza y vergüenza ajena por aquellos que se llaman “Hijos de Dios” y que
tiene puesta su esperanza en el triunfo de cierto candidato para obtener un
mejor trabajo para ellos o para su familia.
Creen que
la fuente de su bendición son los políticos o gobernantes.
¡Oh
tremendo error! La fuente de mi bendición tiene nombre: Jesucristo.
A los
hijos de Dios, que honran, que pactan que obedecen y adoran, Él ha prometido que
nunca los desamparará, nunca permitirá que les falte alimento, jamás dejará que
la escasez gobierne en sus vidas.
Votar es
una responsabilidad de todo ciudadano. Cumple tu deber, pero no pongas tu esperanza en un hombre. Pon tu esperanza y tu
fe solo en Dios. Vota siempre por Jesucristo: es garantía para una vida mejor.