Echa sobre Jehová tu
carga, y él te sustentará; No dejará para
siempre caído al justo. (Salmo 55:22)
Un día un hombre conducía su camioneta nueva por una polvorienta carretera, cuando vio a un
peatón, junto al camino que esperaba que alguien lo llevara en su vehículo.
El caminante cargaba sobre sus hombros una caja muy
grande y pesada, y se le veía exhausto por el calor del día.
El conductor detuvo la marcha y le preguntó:
-¿Hacia donde se dirige?
- Al pueblo más cercano, contestó.
- Súbase atrás y lo llevaré hasta allá- le dijo. Unos pocos
kilómetros más adelante miró por el espejo retrovisor y se sorprendió al ver al
hombre sentado en el piso de la camioneta todavía con la caja sobre sus
hombros.
Finalmente detuvo la camioneta, se bajó y fue hacia el
hombre y le preguntó:
¿Por qué no descansa y deja su maleta sobre el piso?
¡Ah!- dijo el hombre. -Es que no quiero dañar su camioneta
nueva.
Hay muchos cristianos y cristianas, que como este
hombre, tienen debajo de sí el vehículo de la salvación, pero todavía siguen
llevando sobre sí su propia carga pesada.
Una vez tras otra, Jesús les dice: -Deja tu carga, descárgala.
Yo la llevaré por ti.
Si hoy estás angustiado, preocupado o desesperado por
alguna situación es porque aún no has entregado tus cargas al Creador del
universo. ¡Deja tu carga a un lado y vive con la paz que solo Dios te da!