Hay
personas, situaciones y cosas que nos atraen pero que nos pueden traer serios
inconvenientes y llevarnos a perderlo
todo. A eso se le llama tentación y estamos expuestos a ella todos los días. A
nuestros ojos la tentación puede parecer linda y agradable. Pero en realidad no es así. A veces
llega en forma de una mujer muy bonita. O a las mujeres les aparece como un hombre
atractivo y perfumado.
Pero, también
hay otro tipo de tentación que no tiene que ver con el sexo opuesto. Es la
tentación de tirar la toalla, es la de darse por vencido ante una situación,
una relación o un problema.
Decidí
escribir este blog porque hace unos días fui seducida a tirar la toalla, a dejarlo todo, a bajar los
brazos. La tentación pasó a mi lado, llamando mi atención, invitándome a seguir
mi propio plan, no el de Jesús. La tentación llega con roces, miradas y con pensamientos.
Durante
este tiempo me sentía débil y acorralada pero, una vez más, Jesús llegó a mi rescate.
Si en
este momento tú estás cara a cara con la tentación, dale la espalda y saca esos
pensamientos de tí. Y recuerda las promesas de Jesús para tu vida.
No veas las
circunstancias, los problemas, las personas que fallan: solo acércate a Jesús y
Él te mostrará Su fidelidad.