…Y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es.
1 corintios 1:27
Siguiendo
la ruta del avivamiento por la que el Espíritu Santo lleva al Ministerio Cielos
Abiertos llegamos a Bogotá, Colombia, sin duda la tierra donde se vive el poder
del Espíritu Santo a niveles maravillosos.
En
ese país ya no se habla como hace unos años de la guerra, de la violencia, de
la muerte, de sicarios y drogas: se habla del mover de Dios, de las maravillas,
de los milagros de sanidad que escandalizan a hospitales enteros, y del
crecimiento de las iglesias.
Para
definir la palabra avivamiento sólo basta con mirar lo que está ocurriendo en
Colombia: milagros, sanidades, miles de convertidos e iglesias a reventar. Un
país que sufrió un enorme cambio que sólo podría darse de la mano de Dios.
Y
no se puede hablar de este renacer cristiano sin mencionar al Centro Mundial de
Avivamiento de los Pastores Ricardo y María Patricia Rodríguez, la iglesia más
grande de Hispanoamérica a donde llegan miles buscando el fuego del
Espíritu Santo.
Todo
inició cuando los pastores recibieron una visión en la que Dios les prometía
que impactarían al mundo y decidieron creerle y trabajar para alcanzar esa
promesa. Hoy, veinte años después, Cielos Abiertos recibe, junto con 30.000
almas más, el fuego del Espíritu Santo: vivo, real, tangible. Lo recibimos y lo
llevaremos donde sea preciso y con todos los medios de los cuales
dispongamos. Lo
que se vive ahora en Colombia comprueba que Dios es fiel a su palabra.
Si
nuestra ciudad parece la menos indicada para recibir un avivamiento por la violencia
que vive, es cuando más cerca podemos estar de Él. Busquemos a Dios porque el
momento de nuestro avivamiento ha llegado ya, como un fuego abrazador.