Porque tres son los que dan
testimonio del cielo: el Padre, el Verbo (Jesús) y el Espíritu Santo; y estos tres
son uno.
1 Juan 5:7
Hay un
tema que tanto a creyentes como a no creyentes confunde e inquieta y es el de
la trinidad. Hoy escribiré sobre este tema en respuesta a la petición de un
lector.
Muchos se
preguntan quién es más importante, si el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo.
También está la duda sobre a quién de los tres se deben elevar las oraciones…
Lo
primero que debes saber es que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen la
misma importancia, los tres forman parte de un solo Dios.
Para entenderlo
mejor piensa en ti mismo (a): tú eres una sola persona, a pesar de tener tres
partes totalmente diferentes, cada una de ellas con una función diferente: un
cuerpo físico, un alma –razón y sentimientos- y un espíritu.
Cada una
de las personas de la trinidad tiene una función, por ejemplo: el Padre cumple
la función de autoridad paternal, pero no por eso es más importante que el Hijo
y el Espíritu Santo.
Cuando
ores, debes pedir al Padre, en el nombre del Hijo y entendiendo que el Espíritu
Santo es tu ayudador, tu amigo quien está en la Tierra para glorificar al Padre
y al Hijo.
Este tema
es un misterio que no se puede entender con la razón. Mi Pastor Édgar Ortuño, a quién consulté el tema, es muy
claro al explicar que – en sus palabras- “en los temas espirituales la razón no
funciona, lo mejor es creer basándote en la Biblia”. Porque los temas del
espíritu se deben entender por medio de revelación que se nos es dada al
espíritu, en forma instantánea y no con el método de la razón.